Desde el viernes noche que salí de Madrid hasta que he llegado al aeropuerto de Tagbilaran en la isla de Bohol.
Con escalas en Dubai y Manila... Sí, se ha hecho largo...
Pero ya estamos en destino.
De camino al hotel en una vieja camioneta con la matrícula escrita a mano se observa el "ambiente" de la isla. No sé respira un ambiente turístico, todo es un pequeño caos de gente montando en motocicleta o scooter, y los mini-taxi que no es más que una moto al que le han añadido una especie de sidecar y le han llenado de brillos y luces.
Al pasar el puente que une la isla de Bohol y la pequeña isla de Panglao, se pueden ver las embarcaciones tradicionales con sus patines hechos de caña de bambú.
Llegamos al hotel y ya está la mayor parte del grupo. Toca bañito en la piscina para refrescarse, mini-siesta, comer uno poco y otro ratito de sueño.
Y nos reunimos para ir al centro de buceo Piratas en Alina Beach para ultimar los trámites de cara a empezar las deseadas inmersiones mañana.
Lo que me doy cuenta es de lo rápido que llega la noche a la isla.
Nos damos un paseo por la calle "principal", para hacer un pequeño reconocimiento del terreno y ver que nos ofrecen las tiendas de alrededor. Compramos algunos dulces típicos, y algún otro producto... Solo por probar...
Y para hacer un poco de piña, cena con gente del centro de buceo con quienes pasaremos los próximos días. Y de paso aprovechar para probar otra vez el cocodrilo, y a descansar.
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