domingo, 29 de octubre de 2017

Día 7 - De turisteo por Bohol

Hoy no se bucea. Nos vamos de paseo.
Pero eso sí, paseo pasado por agua. Le ha dado por llover todo el día, pero así es el clima de por aquí.
Nos recogen en un monovolumen y nos llevan a algunas de las atracciones turísticas típicas de Bohol.
Primero vamos a ver a los monos tarsier. Es un pequeño animalejo en peligro de extinción. Es el mono de menor tamaño que existe. Con unos ojos enormes, más grandes que su propio cerebro. Un dato curioso que comentó la guía del centro de conservación, es que hay que tener cuidado y no estresar les, ya que se pueden llegar a suicidar.
La siguiente parada son las Montañas de Chocolate. Una curiosa y única formación geológica formada por cientos de montículos formados por el movimiento de las placas tectónicas que elevó las formaciones de coral, y la erosión provocada por la lluvia.
Aprovechamos la parada para comprar algunos recuerdos, y para probar unos gusanitos. Un poco secos y de sabor algo fuerte, pero he comido cosas peores.
Otro alto en el camino para ver un par de puentes colgantes en Sibatan. Fabricados con bambú, y bastante estables. Otro refrigerio a base de leche de coco y plátano a la plancha.
Y llegamos al embarcadero del río Loboc. Aquí cogemos una de las barcazas-restaurante, que por 550 pesos filipinos (menos de 9€), incluye un paseo por el río y la comida tipo buffet. El principio del recorrido nos acompaña una copiosa lluvia, pero tal y como vino, se fue y podemos disfrutar del paisaje, y de un espectáculo de baile protagonizado por unos niños en un escenario a la orilla del río.
Tras toda la mañana de visita, volvemos al hotel a descansar, que nos lo hemos ganado.

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